Hasni Chakroun. Este nombre quizás no os suene a nada, pero si os digo que su nombre artístico era
Cheb Hasni, entonces todos a todos los apasionados de la música argelina se les dibujará una sonrisa. Cheb Hasni no fue ni el creador del
raï ni su último interprete, pero sin embargo se ha convertido en una de esas leyendas que todo género musical debe tener. El próximo 29 de septiembre se cumplen 20 años de su asesinato.
Cheb Hasni nació el 1 de febrero de 1968, en el seno de una familia muy humilde. Su padre era un soldador y tuvo 7 hijos con su mujer. El pequeño Hasni siempre tuvo habilidad para el canto, y era conocido en el barrio por ir siempre canturreando de camino a la escuela. Cuando terminó sus estudios quiso dedicarse al fútbol, pero lo dejó al cabo del tiempo para dedicarse a la música, concretamente a la animación en bodas.
Cheb Hasni alcanzó la máxima popularidad cuando tuvo ocasión de grabar, en el año 86, con
Cheba Zahouania, una de las estrellas del momento. Zahouania llevaba ya varios años cantando y había grabado un año antes
Khali ya Khali ("Mi tío, oh, mi tío") con Cheb Hamid, que se había convertido en un éxito de ventas. Así, Hasni y Zahouania grabaron juntos
El Baraka, una canción que relata la relación de amor, de forma bastante explícita, de una pareja en una barraca (de ahí el nombre). Con un millón de copias vendidas, esta canción fue un auténtico himno para una juventud necesitada de aire fresco y, además, puso en alerta a los islamistas, que empezaron a ver con malos ojos al raï y a sus intérpretes, particularmente a Hasni con sus canciones melódicas, ese raï suave y romántico que le caracterizaba y en el que trataba temas tradicionalmente considerados tabú como el alcohol o el divorcio. A partir de ahí, los nuevos cassettes de Hasni ya estarían en todas las casas, tiendas y taxis del país.
Las cosas andaban mal en la Argelia de aquellos años. El gobierno del primer presidente argelino después de décadas de colonialismo, Ahmed ben Bella, se volvió un poquito autoritario y sus sucesores no se andaban con muchos rodeos tampoco. Socialismo autoritario, malos presidentes, tensiones étnicas, crisis petroleras y religión desembocaron en la Guerra Civil argelina, que duró de 1991 a 2002. El 29 de septiembre de 1994, Hasni se encontraba de visita en Argelia. Un islamista del Groupe Islamique Armé, una guerrilla terrorista que pretendía la instauración de un estado islámico, se presentó en la casa que los padres de Hasni tenían en el barrio de Gambetta, en Orán, y lo mató a tiros en la misma puerta. La noticia corrió como la pólvora por la prensa local e internacional: uno de los símbolos de la modernidad en los países magrebíes había sido asesinado a sangre fría en nombre de vaya usted a saber qué dios.
Su último gran concierto en Argelia, en julio del 93 con motivo del aniversario de la independencia, había reunido a cerca de 150.000 personas. A pesar de su temprana muerte, Hasni ya le había insuflado las suficientes fuerzas como para hacer del raï un fenómeno imparable. Por desgracia, queda la sensación de que también se llevó parte del mismo con él. Al año siguiente, en un concierto en España,
Cheb Khaled se plantó en el escenario y, a pesar de las persistentes amenazas, evocó el espíritu del ruiseñor del raï y aseguró que "
contra el integrismo, sólo cabe hablar de amor". El próximo 29 de septiembre, habrá un concierto en su país con los más importantes intérpretes de raï romántico. Al evento le han dado el nombre de
Génération Hasni.
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